PÁNICO EN EL PAÍS: Niños, Pobres y Viejos
En estos días se ha
querido instalar entre nosotros una discusión -de esas que yo llamo “pantalla”-
a través de los medios. ¿“Sabemos”? que el gobierno quiere bajar la edad para
imputar a menores en delitos y llevarlos a juicio. Encubren lo que no quieren
que veamos. Los hace culpables del pánico que sentimos los ciudadanos de este
país.
Es fácil saberlo porque,
sin argumentación ni propuesta, nos sumergimos a ser – de repente- todos
expertos en algo, para los que ni los expertos han encontrado aún respuestas
satisfactorias. ¿Qué es primero?: mejorar la educación para que sea
significativa en los lugares de riesgo? Eliminar la pobreza? Sostener a las familias más pobres? Crear buenos institutos
de menores, para que sean realmente lugares donde ocurra la resiliencia?
Este país como tantos
otros, tiene una pobreza “estructural”, ésa que en cuanto la economía la
elimina de sus objetivos, cae en la indigencia. Lo primero que aprenden los
chicos indigentes es que su vida no vale nada. ¿Por qué habría de valer la del
otro? La del vecino, la del colectivero, la mía, la TUYA…?
Por eso, la solución; las
soluciones, deben ser estructurales
pues deben abarcar todas las variables mencionadas.
Y seguramente muchas más!
De todas maneras me pregunto:
¿Cuántos menores de 13, 14 años se han visto involucrados en crímenes
terribles? No tengo el dato -que debe saber bien el Gobierno a través del Poder
Judicial- pero tantos no han de ser. Pero sí sé, que cuentan con una difusión
masiva a través de las principales cadenas de comunicación. Posiblemente sea
porque conocen el morbo de sus clientes; ¡chicos tan chicos ya delincuentes!
Pero lo más seguro es que tapan otras “delincuencias” que no nos muestran.
No
me gustan las teorías conspirativas así que planteo algunos ejemplos:
Ayer mismo 10 de enero de
2017, las fuerzas de seguridad apalearon a Mapuches que reclamaban por sus tierras
ancestrales. Esto fue tomado por los principales medios como “delincuentes que
invadieron la estancia del Sr Benetton hace dos años”.
Tampoco las condiciones
impuestas por el Pami a los viejos para
seguir entregándole remedios; haciéndonos creer que los jubilados son una parva
de avivados y vividores del Estado. (La Nación denominó “Viveza criolla”).
Tanto la “tribuna de doctrina” como el “gran diario” justificaron la medida
poniendo ejemplos que enervan a la gente como que hay jubilados con ¡embarcaciones
de lujo o aviones! ¿Cuándo podremos saber la VERDAD?
Tampoco estábamos muy
atentos a la represión de los “manteros del Once” que no pagan impuestos, como
los que tienen las cuentas Off Shore, pero en menor escala. Insultante
desprolijidad en las calles de Buenos Aires.
Mientras, asumían dos
ministros para reemplazar a uno. Los dos, controvertidos personajes, compraron
dólar a futuro antes que sus amigos le pusieran precio…
Uno de ellos dijo que emitir
deuda “no lo pone colorado”: "La deuda no es una
preocupación, hay espacio para financiar una convergencia al equilibrio
fiscal". ¿Entendieron? ¿El espacio se lo habrá
dado el hecho que el país estaba desendeudado?
No sabemos, porque los
medios no nos lo van a explicar. ¿Y para qué queremos un “equilibrio fiscal”?
Pero suena re-bien.
El otro elegido también compró
dólares a futuro. ¿Estarán procesados? Porque después de todo esa jugadita le
costó al país mucho más que los remedios de los viejos. Entonces a ellos les
conviene que el límite de imputabilidad sean los 50 años. El simpático ministro
de finanzas dijo que iban a tomar deuda para “re-financiar” deuda. Como
principio económico, no lo recomiendo ni para las familias ni para los civiles.
¡Es un espiral que nos puede llevar al infarto!
Bueno, espero que mañana
sea un día más claro, porque he llegado a la conclusión que muchas personas
están con ese nivel de pánico por la angustia de no saber en qué país vivimos.
Es mucha la violencia de los titulares, la astuta manera de presentar las noticias.
Las malas para la gente: anodinas. Y las buenas se fabrican. Por lo que la
realidad no nos permite verificarlas. O sea, lo mismo. Nada es seguro. Nada es
verdad.
Es cierto: pasamos de la
pos-modernidad a la pos-verdad, sin que alguien nos advirtiera que es altamente
TÓXICA y provoca pánico.